Introducción:

 

No va a ser común que haga una auto referencia en los futuros posts… me parece sencillamente de poca ayuda.

 

Quiero evitar ser un “personaje” que utiliza a la Psicología o la Psicoterapia como herramienta para evangelizar con moralina barata, redundante, y superficial.

 

Hoy voy a compartir mi humilde mirada sobre algunos elementos que me parece importante transmitir, a quienes quisieran imaginar cómo nos sentimos algun@s  Psicoterapéutas sobre nuestra Profesión.

 

Hace unos años, durante una sesión de supervisión, me dijeron algo que siempre tengo presente: «La terapia no se hace con manuales, pero tampoco sin ellos».

 

Aunque parece una frase hecha además de una paradoja, ésta afirmación muestra la tensión creativa del oficio.

 

Personalmente he aprendido que no hay una “receta” que se aplique a dos personas diferentes por igual.

 

Como terapeuta, en cada consulta trato de conjugar el rigor técnico con la sensibilidad y hasta la vulnerabilidad humana.

 

¿Es posible integrarlas? Quizás no del todo, pero ahí está el desafío.

 

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1. Lo Técnico: Cuando el Conocimiento se Topa con la Realidad

Formación y Evidencia: ¿Bastan los manuales?
El DSM-5 (APA, 2013) y el CIE-11 (OMS, 2019) son herramientas necesarias y útiles, pero como dice el lingüista polaco Alfred Korzybski, “El mapa no es el territorio”.

 

Por ejemplo, el hecho de que alguien tenga o presente un «Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)» no significa que SEA el TLP.

 

La experiencia de trabajar durante varios años con personas que han recibido diferentes diagnósticos según los criterios establecidos, me ha mostrado que los protocolos son brújulas pero no destinos, y que tanto quien pide ayuda como su terapéuta, se embarcan en un viaje de descubrimiento

 

Estoy convencido de que no podemos caer en reduccionismos y causalidades lineales que cosifican a la persona como un conjunto de síntomas, dejando de lado una historia personal y contextual que probablemente desborda cualquier etiqueta.

 

Herramientas: El Arte de Improvisar
Improvisar no es necesariamente “hacer cualquier cosa”. Inicialmente podríamos mencionar la Asociación Libre (Freud), o algunos tipos de Hipnosis (Milton Erikson), además de la Reestructuración Cognitiva (Beck), entre muchas otras.

 

Posteriormente aparecen el Mindfulness (Kabat-Zinn, 2003) o el EMDR (Shapiro, 2018), además del Neurofeedback, la DBT, la ACT, etc.

 

Estas técnicas, o estrategias terapéuticas, tienen su propio marco teórico pero “a la hora de la verdad”, es decir en el Encuentro entre Terapeuta y consultante pueden ser como pinceles: su valor depende de quién los usa.

 

Por ejemplo, una vez en los comienzos de mi práctica profesional, estaba aplicando técnicas cognitivas a un adolescente, y me di cuenta de que mi lenguaje era demasiado académico, y hasta un poco distante.

 

En ese momento tuve que parar y decirle: «¿Estoy hablando como si fuera un libro no?. ¿Me ayudas a traducirlo al idioma humano?». La técnica funcionó… cuando la adaptamos juntos. Si no hay comunicación empática y auténtica, no hay Encuentro.

 

Ética: Más Allá del Papel
El código deontológico es claro, pero la práctica es gris. Algunas veces los y las terpéutas nos enfrentamos a preguntas desafiantes.

 

Hace algunos meses, una paciente me pidió “consejo” sobre un dilema moral al que se estaba enfrentando. Me decía una y otra vez «¿Qué harías en mi lugar?».

 

Si bien en mi interior tengo una postura personal clara, y creo saber qué es lo que haría yo en su lugar, tuve que recordarle —y recordarme— que mi rol no es juzgar, sino acompañar, asistir, guiar, y ayudar a que ella misma le diera un Sentido Trascendente a su vivencia, y que así pudiera construir su propia decisión. Desafiante, ¿no?

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2. Lo Humano: Donde la Teoría Tiembla

Escuchar con los Ojos (y en Silencio)
Carl Rogers (1957) hablaba de la «aceptación incondicional». Personalmente me encanta ésta afirmación. Y es que suena muy bien, pero en la práctica… ¿Cómo sostenerla cuando un/a paciente dice algo que nos sacude o estremece?

 

Al principio de mi práctica, y para no quedar condicionado por mis inseguridades y falta de experiencia, me aferraba a las preguntas prefabricadas, posiblemente para evitar un silencio incómodo que me hiciera sentir aún más inseguro.

 

Afortunadamente con los años, y con la ayuda de colegas muy sensibles y con más experiencia que yo, fui aprendiendo que a veces el silencio es la mejor intervención.

 

Me gusta hablar, habilitar, intercambiar, investigar junto a quien consulta para encontrar respuestas y construir soluciones, pero a veces un gesto o un silencio vale más que mil palabras (Disculpas por el cliché)

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Autoconciencia: Nuestras Sombras en la Sala
Gabbard (2014) advierte sobre la contratransferencia, refiriéndose a las reacciones emocionales o conductuales que los y las terapéutas experimentamos ante determinados consutantes.

 

Ésto puede tener que ver con nuestras características de personalidad, o bien con relatos sobre vivencias intensas, con nuestras experiencias previas, etc.

 

Me he enfrentado a algunos temas, que de una u otra manera activan mis propias heridas. ¿Hay una “solución” para que ésto no suceda? Yo diría que no, pero eso no es necesariamente negativo.

 

Si bien no hay fórmulas establecidas, creo que es esencial tener un espacio para la supervisión,  junto a un espacio de terapia personal.

 

Estos espacios son faros que me ayudan a mirar un poco mejor, y aún así, sigo tropezando en este proceso interminable de transitar el camino del autoconocimiento.

 

Cultura: Cuando Nuestros Lentes se Empañan
Sue y Sue (2015) insisten en la Competencia Cultural, algo imprescindible para poder acompañar de manera eficiente.

 

Muchas veces nos vemos ante la necesidad de abrir nuestras perspectivas e investigar sobre las procedencias culturales, los valores, y los modos de ser en el mundo de las personas de diversas sociedades y/o grupos específicos que concurren a psicoterapia.

 

A veces la diferencia no solo se da en el idioma, sino más bien en el significado contextual de lo que se comunica.

 

Una vez, trabajando con una persona migrante de Asia del Sur, me ví tentado a asumir que su estructura de personalidad era «disfuncional», de acuerdo a su problema de ansiedad.

 

Error: Si bien su manera de relacionarse era muy distinta a la mía, venía siendo funcional en su contexto de origen, y se sentía abrumado por su proceso de adaptación a nuestro país.

 

Hoy, antes de juzgar, investigo sobre el contexto de procedencia, los valores, etc., trato de aprender para empatizar y pregunto: «¿Qué significa eso para vos…?».

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3. Integrar lo Inintegrable: Un Registro de Viaje

Práctica Reflexiva: ¿Autocrítica o Autoflagelación?
Donald Schön (1983) propone reflexionar sobre la acción.

 

Si bien es de gran utilidad mantener una postura reflexiva sobre lo que pensamos, lo que hacemos, y lo que haremos en nuestro trabajo como Psicoterapeutas, quisiera añadir que éste acto reflexivo ha de ser realizado: «sin obsesionarse».

 

Tras una sesión complicada, proceso brevemente mi respuesta interna a tres preguntas:

 

  1. ¿Qué hice bien?

  2. ¿Qué me generó incomodidad?

  3. ¿Qué necesito aprender?

 

Luego de eso, “suelto” la sesión y dejo que la información se siga procesando de manera no consciente, a no ser que sea esencial contactarme con familiares, y/o técnicos con quienes trabajamos en equipo.

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Autocuidado: Ese Tabú…
Desde hace ya más de dos décadas Figley (2002) alertaba sobre el Burnout.

 

Pero al día de hoy, en nuestro país y el mundo no parece haber cambios con respecto a la exposición de los profesionales de la salud a situaciones de riesgo.

 

A la larga un desgaste excesivo afecta negativamente nuestro bienestar físico y mental, y consecuentemente nuestro rendimiento y calidad de atención.

 

De hecho, en los ámbitos de la Educación y la Salud, hay un número alarmantemente mayor de certificaciones por Burnout.

 

Por ejemplo, un estudio de la Universidad de la República (Udelar, Uruguay) reveló que un tercio de los médicos sufren de Burnout (y los números son bastante generosos).

 

Hace varios años, tras un periodo de sobrecarga en varios ámbitos, noté que empezaba a sentirme demasiado cansado al ver a los pacientes.

 

Además comenzaban a agravarse en mí síntomas inflamatorios, y condiciones crónicas psico-neuro-inmuno-endocrinológicas.

 

Algunas veces nos vemos enfrentados a la enfermedad física como un aviso de nuestro sistema biológico para parar, respirar, cambiar el ritmo, y volver a andar luego de replantearnos las prioridades.

 

¿Eso es Egoísmo? Creo que No: Es más bien higiene personal y profesional.

 

Colaborar: Soltar la Omnipotencia
La idea de que «debo saberlo todo» es muy común en terapéutas jóvenes o principiantes. Sin embargo, ese afán por mejorar puede ser un pasaje directo a las trampas del Narcisismo.

 

Afortunadamente, a lo largo del camino encontramos gente muy valiosa que nos ofrece generosamente su presencia, y amistad para trabajar de manera interdisciplinaria.

 

McDaniel et al. (2014) destacan el trabajo interdisciplinar como un elemento esencial en la conformación de procesos más eficientes para la mejoría de quienes concurren a un espacio psicoterapéutico.

 

Cuando me doy cuenta de que un caso supera mis competencias específicas, recurro inmediatamente a colegas que tienen una mayor especialización en el tema en particular, o bien trabajo en equipo con compañer@s Psiquiatras para optimizar procesos.

 

En la abrumadora mayoría de los casos l@s pacientes mejoran, y tod@s accedemos a un alivio compartido.

 

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Conclusión: La Psicoterapia como Obra Abierta

Me siento muy afortunado por poder trabajar en lo que me gusta.

 

Si bien creo que las personas podemos tener varias vocaciones, este oficio de Psicoterapeuta es una de las míos y me apasiona.

 

Si algo me ha enseñado esta profesión es que no hay terapeutas terminados, y solo los hay en proceso.

 

Como dice Yalom (2002), somos «viajeros compañeros» en un camino donde lo técnico y lo humano se mezclan, chocan y a veces bailan.

 

¿Tú cómo vives esta danza?

Referencias Bibliográficas

  1. Alfred Korzybski (1931). A Non-Aristotelian System and its Necessity for Rigour in Mathematics and Physics.

  2. American Psychiatric Association (2013). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

  3. Kabat-Zinn, J. (2003). Mindfulness-Based Interventions in Context: Past, Present, and Future.

  4. Sue, D. W., & Sue, D. (2015). Counseling the Culturally Diverse: Theory and Practice.

  5. Yalom, I. (2002). El Don de la Terapia.