Existen diferentes opciones para que las personas que somos más ansiosas que el promedio, podamos relajarnos y no quedar encerradas en un “loop” de pensamiento, o preocupación.
La expresión Atención Plena o Mindfulness se popularizó en la década de 1970 por Jon Kabat-Zinn, y es una versión occidentalizada y secularizada de prácticas meditativas que tienen al menos 2600 años.
Es un conjunto de herramientas organizadas de manera tal que podamos aprender a estar conscientes sobre cada aspecto de nuestra vida diaria.
Entonces, ¿para qué sirve el Mindfulness?
Manejo de la Ansiedad: La respuesta corta sería, “para bajar las revoluciones” o “lograr mayor tranquilidad”.
Vivimos en un mundo saturado de estímulos, además de exigencias diarias, en el trabajo o en casa, con expectativas de rendimiento y competitividad, con la presencia constante de estereotipos de éxito, desafíos en la salud, la economía personal, el bienestar familiar, etc.
Respuesta Ansiosa: La respuesta larga no solo tiene que ver con cómo nuestro sistema nervioso reacciona a los estímulos externos e internos, sino también con las decisiones que tomamos, y lo conscientes que estamos en el momento de hacerlo.
Muchas veces ante situaciones estresantes, adoptamos una postura defensiva y de supervivencia, producto de la evolución filogenética, que se traduce en sensaciones físicas como palpitaciones, hiperventilación, sudor, temblor, hormigueo en la piernas, dolor de estómago, boca seca, etc. En fin, todo lo necesario físicamente para no llamar la atención de un posible depredador, o bien para huir de éste, o en última instancia para atacar ferozmente si fuera la única manera de salvarnos (si… seguimos siendo animales…)
A nivel psicológico aparece el nerviosismo, la falta de concentración, ideas intrusivas o pensamientos que no nos podemos sacar de la cabeza, ya sea porque significan algún tipo de riesgo real o simbólico, o bien porque están asociados a situaciones dramáticas, etc. Esta se conoce como la Respuesta Nerviosa Simpática del Sistema Nerviosos Autónomo.
También se pueden dar miedos irracionales o preocupaciones que sabemos que aunque no tienen sentido de ser, igualmente molestan y no nos sentimos bien.
Entonces, hace ya miles de años atrás se fueron diseñando técnicas que buscaban ayudarnos a enfrentar la vida de una manera más tranquila y eficiente, no solo para disfrutar, sino fundamentalmente para no sufrir innecesariamente.
Personalmente veo al Mindfulness o cualquier técnica meditativa (ya sea en quietud o en movimiento) como estrategias válidas para entrenar la respuesta parasimpática del sistema nervioso autónomo, es decir desacelerar el corazón, dilatar los vasos sanguíneos, reducir el tamaño de la pupila, aumentar los jugos digestivos y relajar los músculos del aparato digestivo, es decir dirigir al cuerpo hacia un estado de tranquilidad.
De hecho, puede ser muy útil en fases iniciales de algunos tratamientos sobre Trastornos de Ansiedad o Dificultades en la Autorregulación.
Por ejemplo, se puede ver a la propia meditación pasiva, en la cual uno se enfoca en la respiración, como una forma de poder exponerse a ideas intrusivas o desagradables de manera progresiva, y con el cuerpo tranquilo, volviendo siempre a la respiración como anclaje.
Aquí no se trataría de dejar la mente vacía o en blanco, sino más bien de dejar que los pensamientos pasen, y observarlos tranquil@s sin cuestionarlos. Siempre hay actividad mental cuando meditamos, aunque nos enfoquemos solo en la respiración.
Con el tiempo y la práctica ese estímulo aversivo o idea desagradable pierde su poder ansiógeno en la imaginación, y estamos en condiciones a enfrentar el estímulo real de una “forma mindful”, sin juzgar, o simplemente de exponernos al estímulo y ver qué nos pasa, tratando de mantener el el cuerpo tranquilo.
Si bien es un poco más complejo que ésto, un esquema sobre la Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness podría acercarse a lo expuesto en el párrafo anterior, y existen otros modelos com la DBT de Linehan que integran los beneficios del Mindfulness a su diseño.
Por último, la práctica de Mindfulness es útil para algunas personas y para otras no, y tiene que ser guiada por personas con formación técnica en el tema y/o con años de experiencia personal.
No obstante, existe un gran cuerpo de investigación sobre el tema que abre las puertas a nuevas integraciones.
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Referencias
Kabat-Bat-Zinn, J. (2007). La práctica de la atención plena . Barcelona: Editorial Kairós.
Linehan, M. (2003). Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite . Barcelona: Paidós.
Segal, Z.V., Williams, J.M. y Teasdale, J.D. (2006). Terapia cognitiva de la depresión basada en la consciencia plena. Un nuevo abordaje para la prevención de recaídas. Bilbao: Desclée de Brouwer. ISBN 9788433021038
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