Estamos acostumbrados a escuchar expresiones como:
“Estoy estresado/a”, “No puedo más con éste estrés”, “Tené cuidado porque el estrés te enferma”
Más allá de que de una u otra forma todos tengamos alguna idea sobre lo que estamos hablando en dichas situaciones, es importante responder las siguientes preguntas para aclarar el panorama:
¿Qué es el Estrés?
Es un reacción fisiológica del organismo en la que aparecen mecanismos que nos preparan para afrontar una situación que se percibe como una amenaza. Puede darse también ante el aumento de las demandas que recibimos del ambiente. Es decir, el estrés nos protege cuando es adaptativo o normal .
Sin embargo estamos acostumbrados a percibir la palabra estrés como algo negativo, algo que nos desgasta y nos hace daño. Deducimos entonces que hay dos tipos de estrés, uno Normal (adaptativo) y otro Patológico (desadaptativo).
¿Qué diferencias hay entre el Estrés Normal y el Estrés Patológico?
Algunas características fundamentales.
Estrés Normal.
Los síntomas y características no aparecen casi todos los días. Por lo tanto no te sientes o estás constantemente nervioso/a.
Además, también sucede que las preocupaciones que experimentas se deben a cosas que están ocurriendo o que es muy probable que sucedan.
Cuando el estrés es adaptativo no afecta tu salud (sino que más bien la protege) ni otras áreas de tu vida ( dado que puedes diferenciar la incidencia de las situaciones que estás viviendo).
La intensidad de respuesta del Estrés Normal es realista, es decir que se mantiene proporcional al riesgo percibido, además de ser coherente con la situación que estás viviendo.
IMPORTANTE: El Estrés Normal nos protege más de los que nos “perjudica”.
Estrés Patológico.
La lista de síntomas que aparece a continuación es muy útil para evaluar si tú, tus compañeros, familiares o pareja, podrían estar sufriendo por este tipo de estrés.
Intensidad.
]Si estás sufriendo tanto o casi como en algún momento desagradable o traumático de tu vida (por ejemplo una pérdida trágica, un accidente un robo, etc).
Frecuencia.
Padeces episodios en los que sientes que el estrés es intenso cada muy poco tiempo, como por ejemplo varias veces a la semana o al día.
Duración.
Te sientes nervioso/a en todo momento, no importa si es en tu casa o en lo de amigos, y pareces no tener un motivo aparente.
Te sientes preocupado/a por cosas que no han ocurrido.
Por ejemplo ideas cómo: “¿Podría perder el trabajo?”, o “¿Qué pasa si mi pareja me deja ?”, además de “Tengo miedo de contagiarme o a contagiar”, o “¿Y si me quedo sin amigos…”, etc.. En general aparecen preocupaciones sobre cómo evitar consecuencias catastróficas sobre futuros acontecimientos sin tener evidencias al respecto.
Otras áreas de tu salud comienzan a estar afectadas.
Como animales tenemos un dispositivo de supervivencia (lucha o huida) que aumenta la producción de Adrenalina y Cortisol (entre otras), afectando al organismo para protegerlo en momentos clave ante posibles amenazas. Sin embargo, niveles altos y/o sostenidos en el tiempo (crónicos) de estrés se relacionan directamente con la aparición de ciertos problemas de salud. Esto incluye dolores de cabeza, dificultad para dormir, dolor crónico, hipertensión, colesterol, enfermedades inflamatorias intestinales, y a largo plazo la posibilidad de desarrollar enfermedades autoinmunes, entre otras.
Afectación a otras áreas de tu vida.
Aunque el “origen” se de en el trabajo o en casa, o bien sea un tema individual en tiempos de crisis personal, el estrés patológico afecta otras áreas de la vida. Además de perjudicar los vínculos con amigos y familia, el estrés patológico afecta la relación de pareja, ya que tiende a darse una menor demostración de afecto, así como también la pérdida del deseo sexual, junto a una mayor irritabilidad, etc.
A diferencia del Estrés Normal, el Estrés Patológico no es Adaptativo, es decir, nos perjudica más de los que nos protege.
¿Cómo hacemos para protegernos del Estrés Patológico?
Si bien el manejo del estrés tiene que ver con características de personalidad, historia de aprendizajes, contexto, salud, etcétera, es necesario tener en cuenta determinadas herramientas concretas que ayudan a reducir el riesgo de desarrollar estrés patológico.
El Manejo del tiempo y la Organización son de gran utilidad para generar una sensación de control sobre lo que puede suceder. De esa manera al reducirse la incertidumbre se reduce la ansiedad, y tendemos a estar más tranquilos. Además, poner una pausa y darse permiso para disfrutar de hacer nada, o bien de hacer algo que te apasione, te contacta con tu capacidad de generar bienestar.
La Gestión saludable de las Emociones también es fundamental para poder comunicarnos de manera más eficiente con los demás y con nosotros mismos. Muchas veces necesitamos aprender ciertas habilidades sociales, útiles para la resolución de conflictos, que se basen en la asertividad y la empatía.
A nivel laboral el rol de los Encargados, Gerentes, Directores o Empleadores es fundamental para dirigir a los Empleados de manera saludable. Es por ello que es beneficioso habilitar espacios de recreación y diálogo, así como de socialización y capacitación en habilidades blandas para que los empleados pueden sentirse más cómodos y aprendan a manejar la presión.
Si querés saber más sobre cómo protegerte del Estrés Patológico subite a los CuatriPsiclos y Escuchá el PodCast del Capitán Obvio AQUÍ.
Referencias
Miró, M.T., Pérez, V.S. (2012). Mindfulness en la Práctica Clínica. Ed. Desclée de Brouwer, ISBN: 978-84-330-2551-7.
Beck, A. T., Clark, D. A. (2012). Terapia Cognitiva Para Trastornos De Ansiedad, Ciencia y Práctica. Ed. Desclée de Brouwer, ISBN: 978-84-330-2537-1
Mayo, C. (2018). El ejercicio y el Estrés: Ponte En Movimiento Para Controlar El Estrés. Recuperado 15 de mayo de 2020, de Mayoclinic.org website: https://open.spotify.com/episode/4D1Co1fIMDqVa0QI8J2PWW