No es una novedad que los humanos tenemos la capacidad de adaptarnos a las circunstancias en la que vivimos, o bien de modificarlas para sobrevivir. Hoy estamos viviendo una situación muy particular en la que no solo recibimos el bombardeo de información de todo tipo, sino que también vemos modificadas nuestras rutinas súbitamente.

Existen quienes afirman que estamos ante una “Obligación” Moral, y hasta Biológica de tener en cuenta a los demás para enlentecer el contagio del COVID-19.

Entonces…¿Qué hacemos?

El Encierro y la Actividad.
Muchos de nosotros enfrentamos la frustración de no tener nada que hacer, y de “ya no saber qué inventar” para que el tiempo pase más rápido y para “que ésta cuarentena termine de una vez por todas

Otros no sabemos “para donde arrancar”, estamos “como fieras enjauladas”, añorando el pedacito de aire y libertad que disfrutábamos hasta hace un par de semanas, y sentimos que nuestro humor empeora día tras día.

Gracias a la Evolución Filogenética, nos beneficiamos de nuestro lóbulo frontal para crear herramientas sofisticadas que nos permiten escribir, escuchar y hacer música, ejercitarnos en casa, estar contactados en forma virtual con las otras personas, estar informados, trabajar, etc, etc, etc…

Pero…Parece que no nos alcanza

El Futuro… ¿Es Hoy?(¡NO!)
Podemos pensar planificando lo que vamos a hacer en el futuro para evitar riesgos, y ganar en tranquilidad. Sin embargo, también podemos proyectar el deseo y la idealización (a veces obsesiva) de futuras realizaciones de manera tal que lejos de lograr una sensación de seguridad, generemos aún más stress.

Si nos imaginamos haciendo cosas placenteras o visitando lugares hermosos, tranquilos, y seguros contribuimos a controlar nuestra ansiedad. Sin embargo, lamentarnos añorando las posibilidades que antes teníamos y que ahora no están podría hacer que la cuarentena fuera aún más difícil de transitar.

¿Y El Pasado? (¡YA FUE!)
]También pensar en aquello que “quedó pendiente”, o bien todo lo que vamos a tener que hacer para “recuperar el tiempo perdido” se puede transformar en una fuente de stress que atenta contra la capacidad de encontrar disfrute en el presente.

Al quedarnos rumiando con la frustración y el desagrado porque las cosas no son como desearíamos, limitamos el contacto con nuestra capacidad de Buscar Sentido, encontrar soluciones adaptativas, y por ende de sentirnos mejor.

No Sos vos… Soy Yo
En tiempos de incertidumbre la ansiedad aumenta, y nos sorprendemos con nuestras ideas, emociones, y reacciones. Diferentes temperamentos están relacionados con la tendencia a necesitar más o menos estímulos externos para encontrar gratificaciones.

Algunos de nosotros nos sentimos a gusto en estos momentos, sin tener que movernos demasiado, en contacto con el silencio, etc. Otros nos sentimos más irritables e intolerantes con los demás, con las cosas de la vida en general, y por supuesto: con nosotros mismos.

Somos Diferentes (¡Afortunadamente!)
En algunos casos, ésta realidad genera roces o malestar por no lograr convivir armoniosamente aceptando la diferencia y abrazando la diversidad para madurar.

Cuesta ponerse en el lugar de los demás, o imaginar si nuestros comentarios o valoraciones sobre los peligros de la Pandemia están siendo exageradas o ingenuas.

Se dan polémicas y/o peleas en grupos de Whatsapp, en casa, con amigos, etc…

¿Cómo nos podemos parar frente a este desafío?
En este momento excepcional nos podemos dar cuenta de varias cosas:

Por ejemplo, de cómo se pierde el contacto con lo valioso del Ser y Estar con los demás… Eso puede pasar desapercibido por el trajín diario, las responsabilidades, etc.

En tiempos de crisis queda claro que la única opción «saludable» es aunar esfuerzos como comunidad, generando iniciativas virtuales o físicas de contención y ayuda. Esto nos contacta con nuestra “humanidad” y la posibilidad de seguir evolucionando como especie. En esta situación especial tanto padres, madres, hijes, estudiantes, docentes, trabajadores y empleadores e instituciones en general, nos estamos adaptando a una nueva realidad para la cual no estábamos del todo preparadas.

Crisis y oportunidad:
Podemos transformar esta crisis, para aprender a reducir el sufrimiento, aunque el malestar no se resuelva…

Ésta es una oportunidad para ajustar expectativas y optimizar esfuerzos, transitando la situación con menos miedo y reduciendo el malestar. Tenemos la posibilidad de encontrar de manera creativa, focos de atención que nos permitan contactar con nuestras fortalezas personales, familiares, sociales, y globales.

Es hora de dejar de lado estilos de pensamiento que nos debilitan, para tener mejores experiencias… “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.” Buda Gautama